En estos días ha sido noticia que un conocido presentador de televisión, Pablo Motos, le preguntó a una actriz de nueve años, Luna Fulgencio, si tenía novio y si le gustaba algún actor famoso como Antonio Banderas o Mario Casas, actores de 60 y 34 años, respectivamente.
El derecho a seguir siendo niñas.
El diálogo fue el siguiente:
Motos:”¿Hay algún chico o algún famoso que te guste?” “Antonio Banderas, Mario Casas…”
Luna: No sé…Blanca Suárez
Motos: ¿Cómo actriz?
Santiago Segura interviene dirigiéndose a Motos:¿A qué te referías?
Motos: ¿No tienes novio ni nada?
Luna: Tengo nueve años no veintiséis.
Fue bastante bochornoso y la actriz salió muy airosa y elegante de estas preguntas dejando sin palabras al presentador.
Tengo que decir que no me asombra, ya que en otras ocasiones, tanto el programa como el propio periodista han sido criticados como machistas por su tratamiento y comentarios hacia la mujer.
Esta situación es una de tantas que demuestran que siguen siendo necesarias las acciones formativas en igualdad de género y sobre los estereotipos de la mujer en los medios de comunicación.
El estilo del presentador es como mínimo del paleolítico, necesita claramente reciclaje en materia de igualdad. Veo poco el programa y lo dejé de ver por cosas así. Es simple, si entrevisto a una mujer le pregunto por sus novios y sus cambios de look; y si entrevisto a un hombre, le pregunto por sus proyectos futuros y la trayectoria que lleva. Así es el estilo, así de sencillo, entiendan el tono irónico.
Y yo me pregunto:¿Seguimos perpetuando los estereotipos de género en los medios?¿Puede cualquier periodista entrevistar a niños? ¿Puede cualquier profesional realizar su trabajo sin estar actualizado?
En este caso, en las redes sociales se aplaudía la respuesta de la actriz que dejó de piedra al presentador. La niña contestó reivindicando su derecho a seguir siendo niña. Aunque la respuesta de Blanca Suárez destapó otro debate, no quiero entrar ahí. Vuelvo a la respuesta de la actriz, que respondió segura y mostrando la educación sexual y emocional que supongo ha recibido en casa.
Todos debemos aprender de todas las Lunas que hay en el mundo. Que con una menta abierta y vacía de patriarcado, de estereotipos, llena de ingenuidad y saber estar, responde al mundo. El derecho a seguir siendo niñas, a crecer en un mundo de niñas y a no optar por comportamientos y modelos de referencia que no son propios de su edad, es muy difícil, pero como apunta Luna, no es imposible.
Debemos ser conscientes de la presión real que hay hoy día recae sobre las niñas debido al aumento de imágenes sexualizadas asociadas a un aumento de productos que anuncian y venden en las redes sociales.
Esta sexualización resulta muy evidente en los medios destinados a público infantil, en los que los niños, pero sobre todo las niñas, asumen comportamientos y actitudes que no les corresponden por su edad, aprendiendo un mensaje que resulta muy preocupante. Poco a poco cala en ellos, la creencia de que para tener éxitos social deben resultar sexualmente atractivos, por encima de otra cualidad personal.
Un grupo de trabajo de la Asociación Americana de Psicología (APA) examinó diferentes trabajos de investigación que sobre los efectos de todos los tipos de contenidos de medios, incluyendo televisión, videos musicales, revistas, videojuegos, internet, películas, música y letras. Además analizaron los productos que anunciaban y vendían las niñas.
En el informe final de estos trabajos concluyen que las consecuencias de sexualización de las niñas en los medidos de comunicación son muy reales y evidencian una influencia negativa en su desarrollo saludable. Describen efectos en el desarrollo cognitivo, en la salud física y mental, al igual que en el desarrollo sexual saludable.
El informe sugiere que el volumen de imágenes sexualizadas ha aumentado a medida que el contenido de más medios de comunicación que existe en una gama más amplia de tecnologías accesibles para el público infantil, lo que lleva a un aumento de la exposición y la presión sobre los pequeños.
Cada vez hay una mayor sensibilización en la sociedad contra la hipersexualización infantil. Que se refleja entre las marcas de juguetes, de manera que hay más colecciones de muñecos en el mercado sin sexo, sin maquillaje, a la vez que muestran más diversidad de cuerpos, colores de piel, etc.
Así, una conocida marca durante el año pasado presentó una muñeca en silla de ruedas y otra con prótesis en un pierna. Una imagen muy lejos de su aspecto habitual de muñeca alta, delgada, con grandes pechos, maquillada, de ojos azules y melena rubia. Todos sabemos de quién hablo. Pues bien, la marca en sí, escuchó las peticiones de sus clientes y creó una colección para niños y niñas más reales, acorde con la sociedad que tenemos.
La repercusión mundial del movimiento activista “Me too”, las directrices establecidas en el Pacto Mundial de las Naciones Unidas, los Principios para el Empoderamiento de las Mujeres de la ONU, todo ayuda.
Aún así, las pequeñas acciones que emprendemos con nuestros niños y niñas desde casa o el colegio, son las que más cuentan porque son más significativas para ellos y para nosotros como guías, padres, madres o educadores.
¿Qué podemos hacer para frenar la sexualización de las niñas y sus efectos?
En primer lugar, preguntar a los niñas sobre lo que piensan y generar preguntas que le ayuden a desarrollar su pensamiento crítico a cuestionar lo que le viene de fuera. Podemos enseñarles formas de acceder a imágenes positivas y ajustadas de niñas y niños en los medios.
También podemos mostrarles referentes femeninos, mujeres poderosas que hayan tenido éxito en sus carreras y obtenido reconocimiento a través de sus capacidades y carácter.
En esta línea, fomentaremos su participación en actividades que potencien el desarrollo de la autoestima basada en sus cualidades y forma de ser, más que en el atractivo físico.En definitiva, acciones que les hagan tener una imagen positiva de sí mismas, haciéndoles ver sus singularidades y competencias.